domingo, 24 de mayo de 2015

EL ALCOHOL COMO PROBLEMA SOCIAL






El alcohol es una droga.
Está clasificado como depresivo, lo que significa que disminuye las funciones vitales, lo que resulta en lenguaje mal articulado, inestabilidad de movimiento, percepciones alteradas e incapacidad para reaccionar con rapidez.
En cuanto a la forma en que afecta a la mente, el alcohol se comprende mejor si se ve como una droga que reduce la capacidad de la persona para pensar en forma racional y distorsiona su capacidad de juicio.
Aunque se clasifica como depresivo, la cantidad de alcohol que se consume determina el tipo de efecto que tiene. Mucha gente bebe por el efecto estimulante, como en el caso de una cerveza o un vaso de vino que se toman “para animarse”. Pero si una persona consume más de lo que el cuerpo puede tolerar, entonces experimentará el efecto depresivo del alcohol. Empezará a sentirse “estúpido” o perderá coordinación y control.
Una sobredosis de alcohol provoca efectos depresivos mucho más severos (incapacidad para sentir dolor, intoxicación que obliga al organismo a vomitar el veneno, y finalmente inconsciencia o peor aún, coma o muerte provocada por una grave sobredosis tóxica). Estas reacciones dependen de la cantidad de alcohol que se consuma y de la rapidez con que se consuma.
Existen diferentes tipos de alcohol. El alcohol etílico (etanol) es el único que se utiliza en las bebidas. Se produce por la fermentación de cereales y frutas. La fermentación es un proceso químico mediante el cual la levadura actúa sobre ciertos ingredientes que se encuentran en los alimentos, creando alcohol.

CONTENIDO DE ALCOHOL
Las bebidas fermentadas, como la cerveza y el vino, contienen desde un 2% hasta un 20% de alcohol. Las bebidas destiladas, como los licores, contienen entre un 40% y un 50% de alcohol o a veces más. El contenido habitual de alcohol de las siguientes bebidas es:
Cerveza de 2 al 6% de alcohol 
Sidra de 4 a 8% de alcohol 
Vino de 8 a 20% de alcohol quila 40% de alcohol 
Ron 40% o más de alcohol 
Brandy 40% o más de alcohol 
Ginebra de 40 a 47% de alcohol 
Whisky de 40 a 50% de alcohol 
Vodka de 40 a 50% de alcohol 
Licores de 15 a 60% de alcohol

El alcohol mata a más adolescentes que todas las otras drogas combinadas. Es uno de los tres factores principales de causas de muerte entre los jóvenes de 15 a 24 años: accidentes, homicidios y suicidios.
  • Los jóvenes que beben son 7.5 veces más propensos a utilizar otras drogas ilegales y cincuenta veces más propensos a utilizar cocaína que los que nunca beben. Una encuesta demostró que el 32% de las personas mayores de 12 años que bebían en exceso, también consumían drogas ilegales.
  • En el 2005, 6.6% de la población de Estados Unidos de 12 años o más, o 16 millones de personas, reportaron un alto consumo (consumo excesivo de alcohol en al menos cinco días de los últimos treinta días).
  • De los 3,9 millones de estadounidenses que recibieron tratamiento por un problema de abuso de sustancias en 2005, 2,5 millones de ellos fueron tratados por consumo de alcohol.
  • Las muertes por accidentes de tráfico relacionadas con el alcohol en Estados Unidos fueron 12,998 en el 2007. Esto es de tres veces más que los soldados norteamericanos que murieron en combate en los primeros seis años de la guerra de Irak.
  • Hay 1.4 millones de arrestos por conducir ebrio en Estados Unidos cada año.
  • Un estudio del Departamento de Justicia de Estados Unidos encontró que prácticamente 40% de los crímenes violentos ocurren bajo los efectos del alcohol.
  • Entre el 2005 y el 2006, hubieron 187.640 admisiones en hospitales del Sistema Nacional de Salud Ingles relacionadas con el alcohol.
  • En el 2005, hubieron 6,570 muertes en Inglaterra por causas directamente relacionadas con el uso del alcohol. En el 2006, las muertes relacionadas con el alcohol en Inglaterra se elevaron a 8,758. Esto se suma a un incremento anual del 7% con respecto al año anterior.
  • De acuerdo a un estudio, de los 490 millones de personas que viven en la Unión Europea, más de 23 millones son alcohólicos.
  • En Europa, el alcohol contribuye, a casi uno de cada diez casos de enfermedad y muerte prematura cada año.
  • En el 2005, el 39% de todas las muertes por accidentes de tránsito se relacionaron con el alcohol.
  • El 40% de los crímenes violentos ocurren estando bajo los efectos del alcohol

La dependencia del alcohol (alcoholismo), consta de cuatro síntomas:
  • Ansiedad: una fuerte necesidad o compulsión de beber.
  • Pérdida de control: la incapacidad propia para limitar el consumo del alcohol en cualquier situación.
  • Dependencia física: síntomas de abstinencia como náuseas, sudores, temblores y ansiedad, se presentan cuando se interrumpe el consumo de alcohol después de un período en que se bebió en exceso.
Una dependencia grave puede llevar a la persona a presentar síntomas de abstinencia que ponen en peligro su vida, entre los cuales se encuentran las convulsiones, que empiezan entre ocho y doce horas después de la última bebida. El Delirium tremens (D.T.´s) comienza de tres a cuatro días después cuando la persona presenta una agitación extrema, tiembla, alucina y pierde contacto con la realidad.
  • Tolerancia: La necesidad de beber grandes cantidades de alcohol para sentirse bien.
Alguien que bebe cada vez más, a menudo dirá que puede dejar de hacerlo en cualquier momento que lo decida; sólo que nunca “decide” hacerlo. El alcoholismo no es un destino,sino un trayecto, un largo camino de deterioro durante el cual la vida se vuelve cada vez más difícil.

Dependiendo de la cantidad que se ingiera, y de la condición física del individuo, el alcohol puede causar:
  • Habla confusa
  • Somnolencia
  • Vómitos
  • Diarrea
  • Molestias estomacales
  • Dolores de cabeza
  • Dificultades respiratorias
  • Distorsiones visuales y auditivas
  • Capacidad de juicio deteriorado
  • Disminuye la percepción y la coordinación
  • Pérdida del conocimiento
  • Anemia (pérdida de glóbulos rojos)
  • Coma
  • Periodos de inconsciencia (pérdida de memoria durante la cual el bebedor no puede recordar lo que ocurre mientras está bajo la influencia del alcohol)

EFECTOS A LARGO PLAZO

Las borracheras y el consumo constante de alcohol en grandes cantidades están asociados a muchos problemas de salud, que incluyen:
  • Lesiones no intencionales como choques automovilísticos, caídas, quemaduras y ahogamiento
  • Lesiones intencionales como heridas por arma de fuego, agresiones sexuales y violencia doméstica
  • Incremento de las lesiones en el trabajo y disminución de la productividad
  • Incremento en los problemas familiares, así como ruptura de relaciones
  • Intoxicación por alcohol
  • Alta presión arterial, derrame cerebral, y otras enfermedades relacionadas con el corazón
  • Enfermedades hepáticas
  • Daños a los nervios
  • Problemas de tipo sexual
  • Daños cerebrales permanentes
  • Deficiencia de vitamina B1, la cual puede llevar a un trastorno que se caracteriza por amnesia, apatía y desorientación
  • Úlceras
  • Gastritis (inflamación de las paredes del estómago)
  • Desnutrición
  • Cáncer de boca y garganta








El alcoholismo, la más significativa toxicomanía de nuestros tiempos se encuentra entre las problemáticas médico-sociales de mayor relevancia mundial, por sus efectos extraordinariamente nocivos sobre la salud y la sociedad derivado de su nefasta repercusión biológica, psicológica y socio- económica.
Es nuestro interés analizar el alcoholismo como un problema social ya que el mismo tiene un impacto negativo en las vidas de un segmento considerable de nuestra población y sobre el mismo existe un amplio número de personas con gran preocupación. La Sociología, desde posiciones sistematizadoras e integradoras, puede analizar una serie de factores que convierten a dicha problemática en un peligro para nuestra sociedad.
No podemos hablar del mismo como enfermedad, sin tener en cuenta la cultura, pues de ese modo de vivir que aprendemos al crecer en un grupo humano, aprendemos también a explicarnos los fenómenos que llamamos salud y enfermedad.
Al crecer en un determinado grupo aprendemos a considerar salud a una serie de estados o situaciones y enfermedad a otros. Juzgamos ciertos comportamientos como saludables y por otro lado, vamos aprendiendo a calificar ciertas sensaciones como síntomas de enfermedad y a considerar como normales a otros.
Hemos de tener en cuenta que, salud y enfermedad, son conceptos socialmente construidos y que, por lo tanto, la cultura tipifica lo que es salud y lo que es enfermedad o, por expresarlo de otro modo, lo que es normal y lo que es patológico o sea, que el individuo según su cultura, tendrán su visión de la enfermedad, la salud y como tal se comporta.
En nuestros días es un hecho incuestionable que la salud es un fenómeno integral determinado, fundamentalmente, por las condiciones en que viven las familias y las comunidades y que las mismas están a su vez determinadas por complejos factores interactuantes de carácter social.
La Sociología ha demostrado su validez en el estudio de la salud llevando un conjunto de conceptos de su teoría general a este campo, ayudando a explicar como los eventos de ella y sus conductas están influenciadas por factores sociales.
Muchos han sido los conceptos que se han formulado de salud, aunque desde la Sociología, incuestionablemente el de mayor repercusión es el formulado por Parsons desde los marcos del paradigma médico clásico de orientación individual, comprendiendo la misma en referencia a la participación del individuo en el sistema social: estado de capacidad óptima del individuo para el eficaz cumplimiento de los roles y tareas para los que ha sido socializado.
Si partimos de la concepción durkheniana, la salud es un hecho social condicionada e interdependiente con instituciones como la familia y el trabajo , influenciada culturalmente; por lo que este sistema de salud refleja normas, valores conocimientos, creencias y símbolos de la sociedad. Reconocer la importancia del proceso de socialización nos ayuda a entender el proceso de forja de patrones de conductas, en el marco subcultural del grupo social específico en estudio.
Cuando se estudia la evolución de la Sociología Médica como subdisciplina sociológica encontramos que la contribución Parsoniana con el empleo de la categoría rol social llevada al marco de salud – enfermedad se constituye en brújula indiscutible que señala el rumbo verdaderamente sociológico que toma a partir de aquí la misma. Hasta ese momento, la Sociología Médica se había desarrollado bajo la influencia y en los marcos de la Medicina Social.
Aunque criticada por algunos por considerarla " reduccionicista y alienante", la categoría " Rol social del enfermo" permite una reformulación más específicamente sociológica, considera la enfermedad ( independientemente de su naturaleza) como sinónimo de condiciones o estado social desviado que pone en peligro la integración sistémica, colocando al sujeto enfermo en condiciones de dependencia pasiva respecto al sistema sanitario.
El sociólogo A. Guidden señala al respecto " la salud y la enfermedad están a su vez fuertemente influenciada por aspectos de la estructura social. Los factores sociales no afectan solamente a la esperanza de vida, sino también a las probabilidades que tienen los individuos de contraer determinados tipos de enfermedades y la naturaleza de la asistencia sanitaria que reciben".
En nuestro análisis partiremos de la consideración de factores sociales como todos aquellos elementos vinculados a la sociedad humana ( independiente de su naturaleza) capaces de incidir en el estado de salud de la población en los distintos niveles de la organización social.
El análisis del alcoholismo puede partir de su consideración como forma de desviación social. La raíz del alcoholismo está ante todo en la enajenación de la personalidad; el no-reconocimiento por parte de ellos de las normas imperantes en las relaciones sociales.
Para enmarcarnos en nuestro trabajo consideramos tratar la dependencia alcohólica como el estado de dependencia física y emocional del consumo reiterado y siempre creciente del alcohol.
La persona no se convierte en bebedor de la noche a la mañana, sino que hasta el establecimiento del hábito como tal, el individuo pasa progresivamente a través de una serie de fases.
  • Preparación: desarrollo de un clima favorable entorno al consumo de estas sustancias.
  • Iniciación: es el periodo cronológico " del no bebedor que bebe" y en el que se establecen las conductas iniciales con estas sustancias.
  • Afianzamiento: comprende la fase cronológica del bebedor que comienza a beber; en ella el consumo del alcohol se va generalizando en un mayor número de situaciones.
  • Mantenimiento: es el periodo del bebedor que bebe, en el existe ya dependencia física y psicológica.
Podríamos decir que cuando el individuo cae en un estado tal de dependencia, comienza a producirse en él cambios físicos y psíquicos de repercusión social, llegando a un estado de, en muchos casos, degradación donde no le interesa ni su propia vida, solamente piensa en proporcionarse el tóxico de cualquier forma sin tener nada excepto esto, como meta en su vida cayendo así en un estado de anomia.
Este término es tratado por el funcionalista Robert Merton que analiza la anomia como un estado de ánimo del individuo cuyas raíces morales sean roles que ya no tienen, normas, sino únicamente impulsos desconectados que ya no tienen sentidos de continuidad de grupo, vive el individuo en la delgada frontera de la sensación entre ningún futuro, ningún pasado.
Es el estado de ánimo donde está roto o mortalmente debilitado el sentido de cohesión social principal resorte de su moral.
Existen dos fuentes de anomia:
  • Estructura cultural: Puede definirse como el cuerpo organizado de valores normativos que gobiernan la conducta que es común a los individuos de determinada sociedad o grupo.
  • Estructura social: El cuerpo organizado de relaciones sociales que mantienen entre sí los individuos de las sociedades o grupos.
En su obra "Social estructure and anomie" propuso analizar los puentes sociales y culturales de comportamiento desvisionista, su principal objetivo es examinar el modo en que la estructura social ejerce una definida presión sobre ciertas personas de la sociedad para llevarla a una conducta no conformista en lugar de conformista.
Merton al afirmar que las estructuras sociales ejercen una presión definida sobre ciertas personas en la sociedad, induciéndolas a una conducta de rebeldía antes de conformidad, extendió la potencialidad explicativa de la anomia desde el suicidio hasta otros tipos de conducta desviada y conectó la anomia con la conducta divergente a través de un proceso social caracterizado.
En la estructura social se distinguen las metas y los medios institucionalizados para alcanzarlo o lo que es lo mismo la estructura cultural y la estructura social, la primera son los objetivos, propósitos o intereses culturalmente definidos sustentados como legítimos por todos los miembros de la sociedad y la segunda son las reglas arraigadas en las costumbres e instituciones relativas a los procedimientos permisibles para alcanzar dichos objetivos.
Paradójicamente, las mismas estructuras sociales y culturales que conforman y organizan las conductas, generan también tendencias hacia determinados tipos de desviaciones y son potencialmente fuente de desorganización social. Consideremos alcohólicos aquel individuo que producto a su enfermedad presenta una conducta desviada respecto a:
  • Determinadas normas sociales del comportamiento del individuo
  • Modificación de los criterios axiológicos
  • Ruptura entre el individuo y el medio social.
Cuando un individuo cae en un estado de anomia, podemos decir que está presentando una conducta desviada, ya que esta es la violación de las normas de su propio grupo o de la sociedad en su conjunto por un individuo o grupo social y esto podríamos verlo como no-adaptación del individuo al medio que provocó esta conducta desviada.
Resulta interesante en este análisis tener en cuenta la influencia que ejerce el grupo de amigos en estos individuos. Percatarnos como estos grupos tienen una función catalizadora en la formación de conductas, lo que puede evidenciarse en la forma en que estos individuos hacen suyas las normas, los valores y las costumbres de dicha colectividad lo que si bien, de forma normal sería de gran ayuda, en lo patológico constituye un gran riesgo en la mal formación del individuo.
Los factores biológicos, psicológicos y sociales operan directamente al nivel de la conciencia individual de la persona para la cual la búsqueda del alcohol, con la dependencia cada vez más fuertemente establecida, es el final feliz de múltiples situaciones emocionales como vía alternativa de respuesta a las mismas. La ingestión del alcohol es la solución más económica en la situación concreta en la que el sujeto se encuentra, si bien se trata de una solución subjetiva y falsa y en consecuencia contraproducente. Mediante la pérdida de conciencia que el alcohol provoca, el sujeto alude la posibilidad de una conducta que repare la situación conflictual originaria. La dependencia alcohólica no estriba tanto en las modificaciones que hayan tenido lugar por su ingestión, cuando por el hecho de que ante la progresiva complicación del conflicto originario, las posibilidades de solución se alejen más y más y por consiguiente la necesidad de evasión es cada vez más imperiosa a la mayor necesidad de huir de la realidad se une ahora como antes la fácil disponibilidad de la bebida alcohólica.
Si partimos de los conocimientos del concepto de droga como toda sustancia mineral, vegetal o animal que introducida en todo organismo vivo puede modificar una o más funciones, ya sea como estimulante, deprimente o narcótico y del concepto de toxicómano, persona que abusa de las sustancias tóxicas para procurar sensaciones agradables o suprimir el dolor, no sería difícil clasificar al alcohol dentro del grupo de las drogas debido a todos los efectos que ocasiona a nivel funcional ante determinado consumo y clasificar a su vez a las personas que lo ingieren, transgrediendo las normas de consumo social, como personas toxicómanas.
No es hasta 1849, que se incluye el alcoholismo como categoría integrante en las toxicomanías. El esfuerzo del científico sueco Magnus Huss ha propiciado beneficiarnos con el alcance de nuevos enfoques sobre el tema. A partir de este momento son varias las definiciones que se han dado sobre que es el alcoholismo, dirigidas también a esclarecer los criterios de por que se ubica en el grupo de las enfermedades.
Son muchas las concepciones existentes sobre la toxicomanía, algunas que no clasifican al alcohol como una droga, otras que consideran solo a la juventud como el grupo etáreo más problemático en este sentido; otros al buscar la causa tratan de centrarla en un componente individual o social, sin tener en cuenta la conjugación de estos y otros factores.
Estas concepciones también se ven matizadas según la especialidad científica de las investigaciones. Los científicos de laboratorio se interesarán más en las consecuencias del alcohol sobre la transición de los impulsos nerviosos y mecanismos internos. Los psicólogos enfocan el estudio desde el punto de vista de los mecanismos internos individuales, buscando causas dinámicas de la relación hombre droga e investigando además el comportamiento ante el consumo y trabajando directamente con el enfermo en su tratamiento y rehabilitación.
Los sociólogos deben estudiar los factores sociales que desencadenan el uso del tóxico, tales como las posiciones del medio social, normas y estructuras que influyen en el consumo.
El alcoholismo podría considerarse como un estado de evasión ante situaciones conflictivas significativas como una estrategia individual de adaptación al medio por retraimiento, la no-aceptación de ciertas situaciones emocionales o físicas trae consigo en última instancia que el individuo busque en los efectos del alcohol la solución a sus problemas logrando así el desvinculo con la realidad cayendo en un estado de evasión de la realidad que le resulta desfavorable.
Según el criterio de Merton el análisis funcional se aplica primordialmente a elementos estandarizados como papeles sociales, instituciones, procesos sociales, aspectos culturales. Opera con algún concepto de motivación de los individuos en los sistemas sociales, trabaja con una idea de consecuencias múltiples. Distingue entre motivos y consecuencias objetivas utilizando dos conceptos principales:
Las funciones manifiestas como consecuencias objetivas que contribuyen al ajuste o adaptación del sistema y que son queridas y admitidas por los que participan en estos. Y las funciones latentes como consecuencias que no son queridas ni admitidas.
El alcoholismo puede analizarse desde los dos tipos de funciones, ya que el alcohol es admitido dentro de las sociedades; es aceptado como elemento motivador en reuniones de amigos, familias, y hasta de trabajo o estudio, lo que tiene que ver con patrones, costumbres y tradiciones.
Pero también se debe a veces a causas evasivas o de otro tipo, a insuficientes opciones recreativas que son fácilmente remplazadas por el consumo del alcohol.
Para el alcohol la función primaria en la sociedad es reducir la ansiedad, unas veces de forma manifiesto como en el caso de las sociedades primitivas y otras de modo latente.
Sólo cuando el individuo cae en un estado dependiente convirtiéndose en una lacra social, reconocemos la función latente, ya que en este caso es rechazado y marginado por la sociedad al presentar una conducta desviada.
Así el alcohol cumplirá su papel de ansiolítico social en un doble sentido: de solucionador neurótico de las tensiones y mecanismo tolerado en el medio en que actúa. Podemos decir entonces que el consumo del tóxico es querido por la sociedad que acepta de ese modo la evasión de sus problemas, sancionando como mecanismo alternativo de relajación el uso de una droga.
El uso del tóxico para librar tensiones viene también determinado por la falta de otros mecanismos alternativos de idéntica finalidad, la cultura influencia el alcoholismo de tres modos: creando la tensión, tolerando el consumo para aliviar y no suministrando alternativas validas de solución. Es claro que si el mecanismo ofrecido no es el alcohol sino otro tóxico, la dependencia creada será otra.
Consideramos conducta desviada cuando el individuo, por su ingestión incontrolada del alcohol, se aparta de las normas sociales establecidas y leyes que no son inmutables y naturales sino convencionales y medibles por lo tanto es un individuo desviado un tanto sea anormal respecto a las reglas que una sociedad determinada se ha dado en una época histórica determinada.
La Automarginación social, la entendemos como el fenómeno mediante el cuál el individuo se margina del grupo social al que pertenece, incorporándose a grupos informales de personas con condiciones iguales a las suyas ( adictos).
Podríamos afirmar que la automarginación es una condición penosa en la que el individuo llega a encontrase habitualmente sin alternativas reales. Se ha de admitir por hipótesis que el individuo que no puede comprender una situación determinada que no puede encontrar por tanto una respuesta social satisfactoria y constructiva se desvía como única respuesta posible a su situación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario